El plebiscito del pasado domingo 17 de diciembre parece haber cerrado, al menos temporalmente, el ciclo político que apostaba por el reemplazo de la Constitución de 1980. En ese marco, la victoria de la opción “En Contra” –a la cual adherimos como Fenpruss- significó un alivio, en tanto frenó una propuesta constitucional totalmente regresiva en derechos y que atentaba directamente contra la salud pública, los derechos de las mujeres, y la organización de las y los trabajadores, entre otros elementos problemáticos.
En esta nueva etapa que se abre luego del fracaso de dos procesos constituyentes en cuatro años, a las organizaciones sindicales y sociales nos compete afinar nuestros diagnósticos y apuestas para ver cómo seguimos levantando nuestras demandas históricas.
Para ello, es importante constatar que después del pasado domingo Chile no vuelve a foja cero. Si bien como país no logramos consensuar un nuevo texto constitucional, y desde la mayoría de los partidos políticos se ha descartado un tercer proceso constituyente, no se puede hablar de un cierre de este debate o de la imposibilidad de cambios profundos en el mediano plazo. Esto porque el quórum para realizar reformas a la Carta Magna fue bajado a 4/7 del Congreso Nacional en 2022, lo que abre la puerta para hacer modificaciones puntuales a la Constitución en la línea de lo que Chile ha venido exigiendo en los últimos años.
Mientras tanto, en el plano social, los últimos años de estallido social y procesos constituyentes han cumplido con mostrarnos de forma más clara la realidad del país. Hoy está claro que una gran mayoría de la ciudadanía está más identificada con un hastío generalizado y un rechazo a la institucionalidad política, que con posturas ideológicas o partidos. Todo esto en un marco en que las grandes demandas sociales de las últimas décadas –salud, pensiones, educación, medioambiente, derechos de las mujeres y otras–, que terminaron por hacer crisis en 2019, no han sido resueltas.
En este contexto, la tarea que las organizaciones sindicales y el mundo social tenemos en frente no es fácil. Los últimos cuatro años han sido intensos y agotadores, pero también nos han dejado valiosas experiencias de movilización y discusión. Por ello, debemos enfrentar este nuevo ciclo con esperanzas renovadas y levantando nuestras banderas históricas por una salud pública digna, universal y de calidad, con derechos laborales para sus trabajadores/as en el marco de un país más democrático, justo, diverso y tolerante.
Por último, esta nueva etapa también nos presenta el peligro de sectores políticos que quieren hacer retroceder lo poco que hemos avanzado en derechos. Pese a que su propuesta constitucional fue derrotada, su discurso populista ha logrado hacer sentido en muchas personas, ante la deslegitimación generalizada del espectro político.
Para enfrentar esta amenaza es necesaria la más amplia unidad dentro del mundo de las y los trabajadores. Nuestra Fenpruss debe seguir fortaleciéndose y actuando de la forma cohesionada y fraterna que la caracteriza, y las organizaciones de las cuales formamos parte, como la CUT, no pueden seguir avalando exclusiones arbitrarias como la que sufrimos por parte de la Mesa del Sector Público. Hay que decirlo claramente: los tiempos no están para la “pelea chica” y las mezquindades políticas.
Estos cuatro años nos han enseñado lo que podemos lograr cuando nos unimos, y también las grandes derrotas que podemos sufrir cuando nos encerramos en nuestros círculos convencidos y nuestras peleas internas, sin ver lo que sucede fuera de nuestras sedes sindicales.
Hoy tenemos el deber de enfrentar este nuevo ciclo dándonos el tiempo para reflexionar y afinar nuestras acciones, pero con la urgencia de que la salud y el país tampoco pueden esperar mucho más por los cambios necesarios. Desde Fenpruss reafirmamos nuestro compromiso con nuestras luchas y demandas históricas, por lo que seguiremos buscando los caminos para lograr la salud y el país que soñamos.
CONFEDERACIÓN FENPRUSS
