Durante los últimos días, en diferentes medios de comunicación del país, circuló una noticia que exponía el alto número de días de licencias médicas de las y los funcionarios de la salud. Las reacciones de distintas ex autoridades que fueron consultadas por la prensa se centraron en las llamativas cifras, culpando directa o indirectamente a los mismos trabajadores e incluso insinuando una “red de microtráfico de licencias médicas”, en palabras del ex ministro Mañalich. Poco y nada se habla de las causas de este fenómeno que termina por afectar el funcionamiento de la red hospitalaria, pero que en primer lugar esconde una grave crisis de sobrecarga laboral y salud mental del personal de salud.
En esta misma línea, las últimas semanas también han traído hechos trágicos: el suicidio de una interna de Terapia Ocupacional luego de continuas experiencias de acoso y maltrato; así como el caso de una enfermera del Hospital de Rengo que también atentó contra su propia vida, en un acto cuyas causas aún se encuentran en investigación.
Estas noticias son la evidencia patente de que estamos ante una problemática enorme dentro de los recintos de salud, donde las y los funcionarios están expuestos a una enorme sobrecarga laboral, con altos niveles de estrés y efectos en la salud mental que han sido reconocidos por la Organización Mundial de la Salud como una amenaza para la salud pública.
Existen tres claridades en torno a la situación de la fuerza laboral en salud:
Crisis de salud mental: La sobrecarga laboral durante la pandemia ha causado una crisis de salud mental en la mayoría de los países, lo que no ha variado una vez que terminó la emergencia.
Falta de reconocimiento: La percepción de una falta de reconocimiento del esfuerzo del personal de salud ha erosionado la aceptación de la cultura del sacrificio y la limitación de recursos.
Aumento de la demanda y falta de personal: Hay una creciente demanda de servicios de salud y una carencia de personal para satisfacerla. La brecha de recursos humanos es muy grande y el personal no solo es insuficiente, sino que en muchos casos también está sujeto a formas de empleo precarias.
Por ello, hoy se hace urgente tomar medidas en distintas áreas para evitar que la sobrecarga laboral y los espacios de trabajo poco sanos sigan afectando a las y los funcionarios, y al sistema en su conjunto.
La salud mental es un aspecto que requiere atención y medidas preventivas. El bienestar emocional de quienes nos cuidan es esencial para garantizar una atención oportuna y de calidad a todas y todos los usuarios.
Se debe seguir avanzando en la prevención del acoso y el maltrato en los espacios de trabajo, en línea con el Convenio 190 de la OIT y la reciente Ley Karin.
Por último, se debe abordar seriamente la falta de recurso humano y las condiciones laborales. La salud pública necesita más personal y se debe avanzar en una real carrera funcionaria que asegure estabilidad, mejoramiento y reconocimiento en la práctica.
Como Fenpruss celebramos los logros en materia de seguridad social y laboral de las últimas décadas, pero hacemos un llamado a seguir trabajando en mejorar las condiciones laborales y la calidad de vida de las y los funcionarios de la salud.
Este 28 de abril el Día Mundial de la Seguridad y Salud en el Trabajo también coincide con los 100 años de seguro social en Chile. Un hito que se basa en la idea de que los empleadores tienen la obligación de proteger la vida y la salud de sus trabajadoras y trabajadores. ¿Los empleadores y el Estado fiscalizador están cumpliendo con esta obligación?
En la salud pública necesitamos cuidar a quienes cuidan. Derechos laborales, más personal y puestos de trabajo libres de violencia son metas que no dejaremos de perseguir.
