En víspera de un nuevo 1 de Mayo, fecha en que el mundo conmemora el Día Internacional de las y los Trabajadores, no es fácil redactar unas líneas sin hacerse cargo del contexto político, social y laboral de nuestro país. Uno que toca directamente a quienes nos desempeñamos en la salud pública, quienes por estas fechas también nos vemos homenajeados en el marco de la primera celebración del Día Nacional de las y los Trabajadores de la Salud, instaurado para el 29 de abril.
En general, las y los trabajadores asistimos a un momento histórico en que abunda la incertidumbre. El reciente rechazo de una propuesta constitucional que recogía aspiraciones largamente postergadas por el mundo del trabajo, el inicio de un nuevo proceso constituyente más cerrado y la difícil instalación de un Gobierno que dice ser “pro-trabajador”, pero que no cuenta con mayorías parlamentarias, dieron un giro al contexto político.
El frustrado proceso constituyente y el retroceso político del Gobierno ante una oposición agresiva, demandan la recomposición rápida de las y los trabajadores organizados para poner en el centro sus demandas históricas. En el caso de las y los profesionales de la salud, esto se ha traducido en la insistencia en nuestras demandas más sentidas, que tienen como idea principal una nueva carrera funcionaria materializada en un Estatuto Único para la Salud Centralizada.
Esto va de la mano con terminar con el empleo precario a honorarios, compras de servicio y otros, así como construir ambientes laborales libres de violencia y acoso, y poner énfasis en el bienestar físico y psicológico de las y los trabajadores.
Creemos firmemente que la estabilidad laboral y los derechos de las y los trabajadores de la salud son imprescindibles para mejorar el sistema público, hoy disminuido por la falta de personal e infraestructura. El derecho a una salud universal y gratuita que levantamos como propuesta para la nueva Constitución, hoy tiene una de sus batallas en el marco de los derechos de trabajadoras y trabajadores que serán aplaudidos y conmemorados este 29 de abril y 1 de mayo. Sin embargo, tenemos muy claro que los homenajes no son suficientes y se necesitan acciones concretas por parte de este Gobierno y del Congreso para concretar anhelos laborales que se arrastran por décadas.
En el contexto general, la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), de la que formamos parte, ha puesto como temas centrales para este 1 de mayo, la defensa de los Derechos Humanos a 50 años del golpe de Estado, la protección del salario ante la inflación, el trabajo decente, y la protección del empleo. Todos temas que golpean cotidianamente a las y los trabajadores, sobre todo ante maniobras empresariales que buscan precarizar los puestos de trabajo vía flexibilidad y adaptabilidad.
En este duro panorama, celebramos la aprobación de la jornada laboral de 40 horas para quienes laboran bajo el Código del Trabajo, y esperamos que prontamente esto pueda aplicarse también en el sector público. Como Fenpruss hemos levantado la necesidad de reducir la jornada desde hace años, de la mano con nuestro proyecto de carrera funcionaria.
Para avanzar de manera consistente en estos desafíos, el movimiento sindical y la CUT necesariamente debe profundizar su democracia y transparencia interna. En el caso de la Central, esto fue comprometido por la lista que ganó la conducción. También deben resolverse temas candentes como la integración y funcionamiento de la Mesa del Sector Público.
Como Fenpruss somos parte de la clase trabajadora y asumimos sus desafíos con responsabilidad. Saludamos a las y los trabajadores de Chile y nos comprometemos a seguir empujando por más derechos con la unidad y la claridad necesaria para estos momentos de incertidumbre.
CONFEDERACIÓN FENPRUSS